Un rosetón de seis metros, 2.200 piezas de cristal y una catedral que cobra vida en cada función
Y es que la vidriera no es solo un elemento decorativo. Es un símbolo de la lucha, la perseverancia y la belleza en tiempos oscuros. Cada una de sus piezas ha sido trabajada artesanalmente, en un proceso que ha llevado más de 400 horas de dedicación: fresado, montaje, pintura artística… Todo para que este coloso de casi 600 kilos bañe el escenario con su luz, convirtiéndose en testigo silencioso de traiciones, sueños y ambiciones desmedidas. Porque en la Inglaterra del siglo XII, donde transcurre la historia, la construcción de una catedral no es solo un acto de fe, sino una batalla por el poder.
Sin embargo, la magia de este musical no termina en su impresionante escenografía. Con una inversión de 4,5 millones de euros, un elenco de 27 actores, 150 cambios de vestuario artesanal y efectos que sumergen al espectador dentro de la historia, Los pilares de la Tierra, el musical ha conquistado al público desde el primer minuto. La catedral arde, se derrumba, resurge, y en medio de este espectáculo visual y emocional, la palabra “catedral” se pronuncia hasta 70 veces por función, recordándonos que no es solo un edificio, sino el alma de la historia.
Tras más de 100 funciones en el Teatro EDP Gran Vía de Madrid, esta experiencia única sigue enamorando a quienes buscan emoción, historia y un despliegue técnico sin precedentes.