En La historia interminable, el musical Gmork no es solo una criatura oscura. Es la sombra que acompaña y el miedo que acecha cuando el valor está a punto de despertar.
En el mundo de Fantasia, Gmork sirve a la Nada, quien borra los sueños y consume la esperanza. Pero su verdadero poder no está en la destrucción, sino en la parálisis que provoca el miedo. Ese miedo que nos hace detenernos justo antes de dar el paso más importante, ese que nos hace dudar de si podremos lograrlo.
Michael Ende creó en Gmork un símbolo universal: el obstáculo que se interpone entre el héroe y su propósito. Sin embargo, también nos dejó una enseñanza esencial: el miedo te vence sólo cuando decides no enfrentarlo.
En escena, el personaje que le da vida tiene una presencia imponente, su voz retumba y su figura envuelve la oscuridad. Pero en cada mirada de Atreyu hay una respuesta: la valentía no consiste en no tener miedo, sino en avanzar a pesar de él.
Por eso, Gmork no es solo un enemigo. Es una prueba. Es el punto en el camino donde el Atreyu comprende que la luz no se encuentra evitando la sombra, sino atravesándola.
La historia interminable, el musical nos recuerda que el miedo siempre estará ahí. Pero también nos enseña que puede ser el impulso que nos empuje a seguir soñando.
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